Ahora nuestras almas deben distanciarse,
alejarse de este amor nuestro e inviable
para aterrizar sobre una realidad inminente y lógica.
A siete mil doscientos latidos de distancia,
olvidar se hace más fácil.
Desde la torre de control unos ojos Triste-Kanela nos enfoca,
es hora de proseguir solos, el ciclo de nuestras vidas.
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